Se puede afirmar que el inicio formal de las observaciones astronómicas, meteorológicas y sismológicas en Chile ocurrió entre 1849 y 1852 en el contexto de la operación de un observatorio instalado en el cerro Santa Lucía por una expedición astronómica de la Marina de EE.UU. a cargo del teniente J.M. Gillis.
Las observaciones meteorológicas se independizaron y ampliaron su cobertura geográfica con la creación en 1868 de la Oficina Central Meteorológica dependiente de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) bajo la dirección inicial del Prof. José Ignacio Vergara, quien se desempeñó como Director del Observatorio Astronómico Nacional y posteriormente como Rector de la Universidad de Chile. Lo mismo ocurrió en 1908 con las observaciones sismológicas, con la creación del Servicio Sismológico Nacional bajo la conducción del francés Fernand Montessus de Ballore, impulsado por las graves consecuencias del terremoto de 1906 en Valparaíso. Sin embargo, en el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), que por esos años funcionaba donde actualmente se encuentra la estación meteorológica de Quinta Normal, se continuaban realizando observaciones meteorológicas y astronómicas que luego se publicaban en los Anales de la Universidad de Chile, como lo muestra el recuadro siguiente correspondiente a enero de 1906.
Considerando las rutas separadas que siguieron las rutinas observacionales astronómicas, meteorológicas y sismológicas luego que el OAN solo se concentró en las observaciones astronómicas, resulta sorprendente y poco conocida una iniciativa promovida por la Universidad de Chile en 1951 para la creación de un observatorio donde se realizarían los tres tipos de observaciones. En efecto, en un recorte de prensa correspondiente a un artículo publicado en la edición de El Mercurio del 27 de abril de 1951 mostrado parcialmente a continuación, se informaba que la FCFM y la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, en colaboración con la Sociedad Astronómica Internacional y el Observatorio de París, construirían un observatorio en la cumbre del cerro Colorado, cerca de Farellones, para la realización de investigaciones en astrofísica, radiación cósmica y meteorología.
La noticia fue posteriormente ampliada en otro artículo publicado en mayo de 1951, dando cuenta de una reciente conferencia de prensa realizada en el refugio del "Ski Club Chile" de Farellones con asistencia del Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Reinaldo Harnecker; el Decano de la Facultad de Filosofía y Educación, Juan Gómez Millas; el Director del Observatorio Astronómico Nacional Federico Rutllant: el Director de la Escuela de Ingeniería de la FCFM, Prof. Jorge von Bennewitz, y el Prof. Louis Lliboutry, quien se acababa de incorporar como profesor de física en el Instituto Pedagógico. En esa oportunidad se entregaron detalles del proyecto de construcción del Observatorio "Cerro Colorado", a 3.370 m sobre el nivel del mar, precisándose que su operación incorporaría, además de la investigación en astrofísica, meteorología y rayos cósmicos, las observaciones sismológicas. El Decano Harnecker mencionó el acuerdo del Consejo Universitario para la creación del observatorio y anunció que se invitaría a astrónomos extranjeros para su inauguración, la que estaba programada para que coincidiera con el centenario del OAN en agosto de 1952. Por su parte, en lo que respecta a las observaciones astronómicas, el Prof. Federico Rutllant hizo notar que por su dimensión y características de equipamiento, el Observatorio Cerro Colorado sería el tercero en el Hemisferio Sur y el vigesimosexto a nivel mundial.
Claramente estos anuncios públicos pecaron de un exceso de optimismo. Más de un año después, en la sesión del Consejo de Facultad del 28 de agosto de 1952 se reportaba que en el contexto de la celebración del centenario del OAN celebrado el 19 de ese mes se había anunciado que la Universidad "había obtenido el terreno necesario para montar en el cerro Colorado una sección del Observatorio". Algunos meses después, en la sesión del Consejo de Facultad del 26 de marzo de 1953, el Decano Harnecker informaba que "próximamente se firmaría la escritura de cesión de parte del cerro Colorado para instalar allí el observatorio Astrofísico". Desafortunadamente, la posibilidad de materializar de este proyecto, que habría significado el re-encuentro de la astronomía, la meteorología y la sismología en un solo observatorio, se desvaneció posteriormente por razones desconocidas. Recursos escasos y la focalización de ellos en el traslado del OAN desde Lo Espejo hasta el cerro "Galán" (sic), como aparece denominado en repetidas ocasiones el cerro Calán en las actas del Consejo de Facultad en esos años, fueron las probables causas del abandono del proyecto. Mientras tanto, el cerro Colorado fue adquirido por un privado para dedicarlo a la práctica de ski, cerrando para siempre la posibilidad de su utilización para fines científicos.
De todas maneras, la frase "De esta manera, Farellones se convierte en un sitio donde se complementarán la ciencia y el deporte" con que finaliza el artículo publicado por El Mercurio el 27 de abril de 1951 anunciando la iniciativa de construcción del observatorio en Cerro Colorado, podría hacerse realidad hoy, 69 años después con el proyecto de rescate y remodelación del Refugio de la Universidad de Chile en Farellones para fines científicos, docentes y deportivos, mediante un proyecto que se encuentra actualmente en desarrollo bajo la coordinación de la Dirección de Deporte y Actividad Física de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios. Esta iniciativa, al igual que el objetivo del fallido proyecto del Observatorio Cerro Colorado, permitirá visibilizar los múltiples desafíos que existen en el ambiente andino en diversas áreas de la ciencia (meteorología, geología, glaciología, sismología, ecología, etc.), en los cuales la Universidad de Chile tiene un claro liderazgo.
Nota: los antecedentes periodísticos que dieron origen a esta nota fueron encontrados en los archivos del Prof. Louis Lliboutry que su familia donó a la FCFM, y que se encuentran archivados en la Biblioteca Central. Esta documentación sirvió también para la redacción de un capítulo del libro El Hombre que descifró los Glaciares: Louis Lliboutry (Ed. Aguas Andinas, 2019, 292 pp) editado bajo la dirección de Marc Turrel.