Una revisión detallada del catálogo del Centro Sismológico Nacional entre 1982 y mediados de 2020 realizaron los investigadores del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile (DGF), del Programa Riesgo Sísmico (PRS), el Laboratorio Geoazur de la Université Côte d'Azur de Valbonne, Francia; el Instituto GNS Science, de Nueva Zelanda; y el Centro Sismológico Nacional (CSN), Bertrand Potin, Sergio Ruiz, Florent Aden, Raúl Madariaga y Sergio Barrientos.
El trabajo titulado, "Un catálogo sísmico chileno revisado desde 1982 hasta mediados de 2020" ("A Revised Chilean Seismic Catalog from 1982 to Mid‐2020"), publicado por la revista Seismological Research Letters, presenta un análisis de la variación temporal y espacial de los más de 120.000 sismos registrados en los últimos 38 años en el país y propone un nuevo inventario consolidado de eventos para el mencionado periodo.
"Durante más de dos décadas, el Centro Sismológico Nacional de Chile ha producido un catálogo sísmico elaborado mediante la lectura manual de ondas sísmicas registradas por estaciones locales y regionales. Sin embargo, la densidad y el tipo de instrumentos utilizados, además de los criterios de localización de sismos, han evolucionado a lo largo del tiempo, impidiendo la homogeneidad de los datos", dice el estudio desarrollado por especialistas del DGF, PRS, Geoazur, GNS Science y el CSN.
Ante este escenario, los científicos involucrados en la investigación se enfocaron en tareas como procesar y relocalizar cada uno de los 120.000 sismos registrados con modelos de tomografías sísmicas en tres dimensiones (3D), la identificación de los principales enjambres de sismicidad del país y la interpretación de características del catálogo original como, por ejemplo, la calidad de las observaciones y la completitud de la información", explicó el autor principal de la publicación, Bertrand Potin.
“Generalmente, los datos de los centros sismológicos no se consideran para el estudio científico porque su motivación proviene más de la emergencia que de la calidad de la observación científica. Sin embargo, el catálogo del CSN representa una mina de información muy valiosa para el estudio de las zonas de subducción, no sólo para Chile, sino también para el mundo”, aseguró el autor principal del estudio e investigador del DGF y del PRS, Bertrand Potin.
Para el director del CSN y coautor de la investigación, Sergio Barrientos, el valor del trabajo liderado por Bertrand Potin no solamente residió en identificar las fortalezas y debilidades del catálogo 1982-2020, del CSN, sino también en revisar y corregir la localización, la profundidad y el tamaño de los sismos.
"Como muy bien dice el artículo, entre 1982 y 2020 se realizó un monitoreo sísmico no homogéneo", afirmó el director del CSN, quien argumentó que, "si bien, a partir de la década del 80 comenzó a haber una cantidad razonable de estaciones sísmicas que permitieron localizar epicentros o hipocentros en la zona central de Chile, no fue el caso del norte y el sur del país, donde los cálculos para localizar sismos arrojaban cada vez mayores errores, a medida que se alejaban de Santiago".
El director del CSN añadió que hasta 2015 —cuando el CSN logró consolidar una red sismológica nacional— las únicas excepciones a la tendencia del monitoreo sísmico no homogéneo fueron las ciudades de Arica y Antofagasta, donde se ubicaron instrumentos de universidades chilenas y, más tarde, Arica, Parinacota, Tarapacá y Antofagasta, donde se instaló el Observatorio Integrado de Límites de Placas de Chile (Integrated Plate boundary Observatory Chile, IPOC), por parte de un consorcio integrado por la Universidad Católica de Norte, la Universidad de Chile, el Centro Alemán Helmholtz de Investigación en Geociencias (GeoForschungsZentrum, GFZ), la Escuela Normal Superior de París (Ecole Normale Supérieure-Paris, ENS) y el Instituto de Física del Globo de París (Institut de Physique du Globe de Paris, IPGP).
Finalmente, al ser consultado por la versión consolidada del registro sísmico propuesta en el artículo de Seismological Research Letters, Sergio Barrientos destacó que, a su juicio, se logró obtener catálogo depurado.
"Se recalcularon los hipocentros, se mejoraron los estudios de subducción previos con modelos de tomografías sísmicas y se determinaron los lugares con mayor concentración de sismicidad con gran precisión. Fue un gran trabajo el que se hizo para esta publicación”, concluyó.